Janovas, el pueblo fantasma que nunca perdió la vida
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Si te ha gustado el video deja tu like y subscribete al canal. Entre las montañas destaca una imagen hermosa y obsoleta. Es Janovas . O más bien, era Jánovas : lo que queda son sus casas de piedra derruidas y las calles expoliadas por una vegetación impetuosa a la que nadie le cierra el paso.Hace falta hacer un esfuerzo para imaginar a Jánovas con vida. Las viviendas, hoy en día hogar de la hiedra y de otras plantas inquilinas, se levantan sobre el suelo a duras penas. Parecen encorvadas, como si la vejez hiciera que les dolieran los muros y se les saltasen los ladrillos. Aún se intuyen los marcos de ventanas y puertas, y los huecos de las chimeneas están medio desdibujados.Pero estas casas abandonadas todavía transmiten la belleza de otro tiempo. Como primas lejanas, recuerdan a las de Aínsa , un pueblo vecino que se ha adaptado al latido frenético del turismo continuo. Jánovas también latía, y a buen ritmo, hasta la década de 1950. En esa época el corazón de la comunidad se paró ante la noticia de que su pueblo iba a ahogarse dentro de un pantano descomunal. No hubo discusión posible. Diez años después, comenzaron las exopiaciones, los desalojos y la demolición de todo lo que había por allí.Jánovas se negó a ceder terreno. Los vecinos mantuvieron su rutina mientras la empresa hidroeléctrica talaba árboles, destruía las acequias y cortaba el agua y la luz. En 1966 los alumnos y los maestros fueron sacados a la fuerza de la escuela. Y en 1984 se marcharon las últimas dos familias que continuaban viviendo allí.Sin embargo, el pantano nunca se llegó a construir. En 2001 se decretó que el proyecto era faraónico, y su coste, imposible de asumir. Para entonces Jánovas se había convertido en un recuerdo pálido de lo que había sido. En balde. Pero aún quedaba esperanza. Estaba agonizando, pero nunca dejó de respirar. Sus vecinos nunca se fueron del todo. Durante 50 años se aferraron a un lema que aún resuena en las calles del pueblo vacío: “Jánovas no rebla” . No cede. No se rinde. No se hunde. Jánovas no muere A principios de 2018 el Gobierno de Aragón concedió una subvención de 60.000 euros para reconstruir el pueblo, y los vecinos se pusieron manos a la obra de inmediato. También es verdad que llevan dos años esperando los otros 150.000 euros prometidos para arreglar la entrada, l a pesadilla de los conductores que quieren acceder al pueblo. La Fundación San Miguel tiene una página web donde se puede ver lo que se perdió en Jánovas y que anima a apoyar económica o físicamente los proyectos para su recuperación: el molino, el lavadero, la iglesia, la herrería… Jánovas despierta poco a poco. Las casas están siendo restauradas por vecinos desinteresados que sueñan con volver a tomar ron con leche alrededor de la hoguera de la plaza durante las fiestas de San Fabián.